Así pensaban los talleres de vehículo industrial durante la pandemia
Los datos de ventas de los talleres de vehículo industrial son elocuentes en cuanto al impacto que la pandemia está teniendo sobre las empresas que mantienen y reparan este tipo de vehículos. En 2020, la caída fue del 11%, dejándose los talleres en el camino algo más de 185 millones de euros, desde los 1.681 realizados en 2019 a los algo más de 1.495 conseguidos el año pasado. Pero, ¿cómo vivieron los propietarios y gerentes de estos negocios la crisis económica ocasionada por la pandemia? Ese fue el objetivo de una encuesta realizada a finales de 2020 por la Iniciativa Posventa Plural y recogida en la Guía del Vehículo Industrial.
Para elaborar la encuesta se consideró un universo de 1.800 talleres especializados en vehículos industriales de más de 2,5 toneladas, que son los que tiene en su base de datos Posventa Plural. La muestra, con la asesoría técnica de Enrique Gómez, especialista en investigación de mercados y profesor de la Universidad de Valladolid, la formaron un total de 246 talleres. El trabajo de campo, con una metodología mixta online y telefónica se realizó entre el 16 y el 20 de diciembre de 2020.
¿Qué daño infligió la COVID-19?
La percepción que tuvieron los gestores del taller del impacto de la pandemia sobre las empresas de reparación fue sido muy importante. El 70% de los empresarios encuestados consideró que el daño ocasionado a su empresa fue grave (11%) o muy grave (60%), de una magnitud tal que puso en peligro a la empresa o afectó severamente a su salud. Apenas un 25% lo valoró como leve y sólo un 4% declaró que no tuvo ningún efecto reseñable sobre su actividad.
¿Es más grave la crisis actual que la de 2007?
La doble crisis (sanitaria y económica) condicionó y sigue condicionando sobremanera varios ámbitos de la vida de las personas. Y es que hacía más de un siglo que la quiebra de la economía global no tenía su origen en una enfermedad pandémica. La alarma social generada a lo largo y ancho del planeta fue de naturaleza distinta a la de la última gran crisis mundial, la financiera que tuvo lugar entre 2007 y 2014.
Cuestionados sobre su impacto y duración, algo más de 4/10 gerentes de taller consideró que la crisis económica originada por la pandemia será más profunda pero menos duradera que la de 2007, cuando el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera produjo una fuerte contracción de la actividad económica (el PIB experimentó importantes descensos entre 2008 y 2013 y la tasa de paro pasó en esos cinco años del 8 al 27% de la población activa).
Los más pesimistas de todos, los gerentes de taller que creyeron que esta crisis será «más profunda y más duradera» que la anterior, fueron 3/10. Quienes declararon que la crisis será «menos profunda pero
más duradera» son algo más de 2/10. Los más optimistas, los que están convencidos de que esta crisis será «menos profunda y menos duradera», apenas representaron un 5% del total.
¿Qué cliente del taller sufrió más: el autónomo o el flotista?
De todas las cuestiones planteadas a los gerentes de talleres de vehículo industrial, la relativa a cómo la crisis estaba afectando a su mix de cliente concentró un mayor número de respuestas en una única opción. El transportista autónomo, dueño de uno o muy pocos vehículos, es el que más sufrió la crisis según más de 5/10 talleres encuestados. Sin embargo, para 3/10 gerentes y dueños de taller el cliente al que más estaba afectando por entonces la crisis era el flotista. Por último, un 15% consideró que el impacto de la recesión económica fue similar en autónomos que en flotas.
¿Cómo valoraron los talleres, meses después, la contribución de asociaciones, redes de talleres, distribuidores y fabricantes?
El estudio puso de manifiesto que, durante las primeras semanas del estado de alarma aprobado el 14 de marzo, la institución que más valor aportó, según declaran los talleres de vehículo industrial, fueron las asociaciones de talleres. Hay que recordar que fueron días de enorme incertidumbre sobre qué podían o no podían hacer los talleres, si podían o no dar servicio, dentro de las restricciones del estado de alarma, siendo ellas las que clarificaron el panorama tras numerosísimas consultas a las Administraciones Públicas.
Sin embargo, al correr de los meses, ya durante lo que se dio en llamar «la desescalada», con la reactivación de la economía, la percepción de valor atribuida por los talleres a los diferentes agentes
del mercado fue más heterogénea: casi 4/10 encuestados destacaron la contribución de los distribuidores de recambio, 3/10 señalaron a los fabricantes de componentes y 2/10, a las redes de talleres.
Con el inicio de la actividad económica, y conseguida una mayor certidumbre del estatus jurídico de los talleres de V.I. en la desescalada, el papel de las asociaciones pasó a un segundo plano en la percepción de los talleres.
¿Qué preocupó al taller de V.I. a corto y medio plazo?
Sin duda alguna, la evolución de la pandemia y las restricciones a la movilidad es lo que más preocupó
al taller. Hay que tener en cuenta que la encuesta se realizó a final del año 2020, cuando después de la desescalada del verano, la segunda ola de la COVID-19 obligó a volver a tomar medidas de contención del virus que volvieron a afectar a la movilidad y la actividad económica. Tras la pandemia, los talleres situaron como grandes preocupaciones el mantenimiento de la actividad y el acceso a la formación e información técnica del fabricante.
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