Crece el riesgo de impago en el sector del transporte por carretera
El sector del transporte de mercancías por carretera se enfrenta un escenario marcado por crecientes riesgos de impago y una serie de presiones que afectan tanto a su rentabilidad como a su estabilidad financiera.
De acuerdo con datos recientes proporcionados por Insight View, un 35% de las empresas en este sector exhiben un riesgo máximo o elevado de impago. Representan, por lo tanto, un incremento de cuatro puntos porcentuales en comparación con el año anterior. Este dato revela una tendencia que demanda una atención urgente por parte de los actores involucrados en la industria del transporte por carretera.
La situación se agrava al examinar los márgenes de rentabilidad del sector, que se sitúan en torno al 3%, es decir, una estrechez financiera que magnifica el impacto de las tensiones experimentadas por estas empresas. Desde el año 2021, diversos factores han contribuido a esta precaria situación, como el efecto látigo en los canales de distribución, los problemas en el suministro, la volatilidad en los precios del combustible o las dificultades para trasladar estos costos a los precios finales de los servicios.
A pesar de ser considerado un sector esencial que pudo mantenerse operativo durante los confinamientos del 2020, el transporte por carretera no ha escapado indemne de las “turbulencias” económicas y logísticas que se han producido posteriormente. Esta situación se refleja claramente en la distribución geográfica de las empresas del sector, con Madrid y Barcelona concentrando el 15% y el 13% respectivamente.
Los datos apuntan a que el panorama es especialmente sombrío en provincias como Málaga, donde el 61% de las empresas enfrentan un riesgo máximo o elevado de impago, seguida de cerca por Almería (53%), Madrid (46%), y Barcelona (43%).
Otra de las observaciones interesantes es la composición del sector, donde apenas un 5% está conformado por grandes y medianas empresas, mientras que el 28% son pequeñas empresas y un 67% son microempresas, por lo que esta distribución refleja una gran fragmentación y una alta proporción de empresas jóvenes, con el 52% fundadas en la última década.
La antigüedad empresarial se posiciona como un factor a tener en cuenta en el riesgo de crédito, con un 44% de las empresas fundadas en la última década enfrentando un riesgo máximo o elevado de impago. Sin embargo, este porcentaje ha ido disminuyendo significativamente a medida que aumenta la antigüedad de las empresas, cayendo hasta un 26% entre las empresas con entre 11 y 25 años de antigüedad, y al 21% entre aquellas con más de 25 años en el mercado.